miércoles, 17 de septiembre de 2014

Bhagavad Gita Capítulo 1, verso 1

dhṛtarāṣṭra uvāca
dharma-kṣetre kuru-kṣetre
samavetā yuyutsavaḥ
māmakāḥ pāṇḍavāś caiva
kim akurvata sañjaya
Palabra por palabra: 
dhṛtarāṣṭraḥ — el rey Dhṛtarāṣṭra; uvāca — dijo; dharma-kṣetre — en el lugar de peregrinaje; kuru-kṣetre — en el lugar llamado Kurukṣetra; samavetāḥ — reunidos; yuyutsavaḥ — deseando pelear; māmakāḥ — mi bando (mis hijos); pāṇḍavāḥ — los hijos de Pāṇḍu; ca — y; eva — indudablemente; kim — qué; akurvata — hicieron; sañjaya— ¡oh, Sañjaya!.
Traducción: 
Dhṛtarāṣṭra dijo: ¡Oh, Sañjaya!, ¿qué hicieron mis hijos y los hijos de Pāṇḍu después de reunirse en el lugar de peregrinaje de Kurukṣetra con deseos de pelear?



Dhrtarastra era el hermano mayor del rey Pandu, padre de los Pandavas y por lo tanto de Arjuna. Pero no heredó el trono debido a que era ciego de nacimiento, por lo que debido a este defecto físico fue Pandu quien gobernó. Realmente dicho reino hubiera pertenecido a Bhisma, el hermano mayor del padre de Pandu y Dhrtarastra , pero al permanecer brahmacari renunció al trono. Así el rey Pandu murió joven, motivo por el cual los hijos de Pandu pasaron a estar bajo la custodia tanto de Bhisma, como de Dhṛtarāṣṭra, siendo este regente en tanto en cuanto Yudhistira, el hermano mayor de los pandavas podía asumir el trono.
De esta manera se criaron juntos, tanto los pandavas, como los hijos de Dhṛtarāṣṭra, entre los que se encontraba Duryodhana.

Se dice que Dhrtarastra era ciego en dos sentidos, el físico, puesto que no podía ver, y en el espiritual, puesto que no fue capaz de ver que Krisna era la Suprema Personalidad de Dios y por lo tanto que todos sus esfuerzos por quedarse con el reino de la Pandavas y entregárselo a su hijo Duryodhana serían infructuosos. No obstante tenía la preocupación propia del padre que teme por sus hijos, sobre todo conociendo el potencial de los Pandavas.

En el periodo en el que ambos bandos buscaban alianzas para la guerra, tanto Duryodhana como Arjuna fueron a ver a Krisna para pedirle su apoyo en la contienda. Era costumbre entre los reyes Ksatryas que cuando otro Ksatrya buscaba apoyo, este se otorgaba al primero que llegara.
Cuando Arjuna y Duryodhana visitaron a Krisna, llegaron ambos al mismo tiempo, pero Krisna estaba descansando, por lo que el sirviente hizo pasar a ambos a la habitación donde  Krisna dormía. Duryodhana  que era muy político, pensando que al despertar Krisna reparara en el más cerca de él estuviera, permaneció junto a la cabeza, mientras que Arjuna, permaneció a sus pies.

Cuando Krisna despertó, el primer lugar donde miró fue a sus pies, lugar en el que se encontraba Arjuna. Por lo que le fue concedido ser el primero en hablar. Pero este, gentilmente cedió el turno a Duryodhana, quien sin tapujos pidió el apoyo a Krisna para la contienda. Fue entonces cuando Krisna manifestó su intención de permanecer neutral y dijo que entre ambos eligieran, uno contaría con Él, el otro con su ejército. Como Arjuna había cedido el puesto a Duryodhana, este habido de victoria eligió al ejército de Krisna, mientras que Arjuna eligió a Krisna.

En este caso la ceguera pareciera que pasara como una herencia de padres a hijos.

A lo largo del Mahabharatha son muchas las historias y grandes proezas de los hermanos Pandavas, quienes sobrevivieron a múltiples trampas de Duryodhana, mientras duró su destierro de 13 años. Eso lo sabía perfectamente Dhrtarastra, quien a demás conocía que Krisna era sobrenatural. Es por eso que le pregunta a Sañjaya, ¿qué hicieron mis hijos y los hijos de Pandu en el lugar de peregrinaje de Kuruksetra con ganas de pelear?. Kuruksetra era y es hoy en día un lugar sagrado de peregrinaje, adonde viajaban grandes santos y se hacían grandes ceremonias de sacrificios védicos, yajñas. Dhrtarastra sabía de la influencia del lugar, al igual que sabía de la influencia de Krisna, la Suprema Personalidad de Dios.

Y porque temía Dhrtarastra. Temía porque envidiaba.
La persona envidiosa desea tener lo que no le pertenece, al tiempo que teme perder lo que cree que le pertenece. Así Dhrtarastra envidiaba a los hijos de Pandu porque eran los legítimos herederos, mientras temía perder a sus hijos y su influencia.

En la cultura Brahminica el papel del Ksatrya, el gobernante o administrador, era la de proteger a los súbditos sin interés personal alguno. Los reyes cubrían las necesidades básicas de sus súbditos, de manera que los impuestos revertían en el bienestar de la sociedad, con el fin de que, no teniendo preocupaciones materiales pudieran ocuparse en el servicio espiritual. Era un comunismo bien entendido. Es decir, todo pertenecía a Dios, siendo el rey el administrador de las tierras que gobernaba, cuyos súbditos entregaban sus impuestos de manera justa, los cuales revertían en beneficios para todos, de manera que todo el mundo tuviera sus necesidades cubiertas.

Sólo cuando hay envidia existen guerras, porque los unos intentan apoderarse de la cuota de los otros. Sólo existirá la paz en tanto en cuanto cada uno estemos satisfechos con la cuota que nos ha tocado. El pájaro tiene una cuota de pan y agua durante su vida, el tigre una cuota de carne, etc. Ellos no comen ni acumulan más de lo que le corresponde, y sólo se pelean cuando no hay suficiente para todos, Pero el ser humano, aún teniendo, aún desea acaparar más, es por ello que se inventa las guerras, para arrebatar al prójimo su cuota. Esto no es supervivencia, sino estupidez, la estupidez que proviene de la envidia.

Eso fue lo que le ocurría a Dhrtarastra, por esos e decía que era ciego en dos sentidos.

Por otro lado tenemos a Sañjaya, quien era su secretario y discípulo de Vyasadeva, el compilador de los Vedas, quien poseía poderes yoguicos como el de ver y oír aún a gran distancia.

Las cualidades del maestro se hacen extensibles al buen discípulo. Es por ello que Sañjaya había sido dotado de algunas cualidades por su gurú, como era la de ver y oír en la distancia. Así, esta conversación es narrada por él a Dhrtarastra esando ambos en el palacio de éste, mientras que la contienda se celebraba a kilómetros de allí.

Finalmente, otro punto que cabe destacar es que el lugar llamado Kuruksetra existe, lo cual echa abajo el mito de que lo sucedido allí fue una leyenda o un  cuento. Kuruksetra se encuentra aproximadamente a unos 150 kilómetros al norte de Nueva Delhi.

Por ello, la Bhagavad Gita no habla de Kuruksetra haciendo una analogía entre este lugar y el cuerpo, en el que se libra la batalla de los deseos, la mente y el propio cuerpo. Esto es una especulación, tanto como pensar que la batalla de Waterloo fue una lucha interna de Napoleón con su propio ego y sus fantasmas internos. Si a pesar de que ninguno de nosotros estuvimos en Waterloo, aceptamos como cierto que Waterloo existe y que allí Napoleón libró una batalla contra una coalición de británicos, alemanes y holandeses, ¿por qué íbamos a  pensar que Kuruksetra es nuestro cuerpo y los dos bandos las fuerzas del bien y del mal en nosotros?.

Se puede leer más al respecto en la clase que dio A.C Bhaktivedanta Swami Prabhupada en Londes el 7 de Julio de 1973

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